Fuente: MDZ – DIARIO DIGITAL
Dos investigadoras mendocinas dedicadas a la temática de los bosques urbanos y el cuidado de los «pulmones» implantados, aseguran que es clave redireccionar la mirada sobre la generación, conservación y cuidado de las especies que dan vida a los diferentes entornos del Área Metropolitana de Mendoza.
Para comprender su trascendencia, solo es necesario atender a la propia historia de Mendoza. En tierra donde el desierto es mayoría el esfuerzo por hacer posible la vida, fue lo que permitió nada menos, construir ambientes más adaptados y confortables. Las acequias y los ejemplares de árboles que ya desde fines del siglo XIX y principios del XX comenzaron a plantarse de manera masiva en los cascos urbanos, conformaron las bases de la tan ansiada prosperidad. Hoy, cuando el desafío hacia adelante plantea resolver escenarios marcados por el efecto del cambio climático, el calentamiento global (y en consecuencia, el incremento de la falta de agua), nuevas y profundas necesidades se plantean a la hora de planificar el crecimiento urbano, bajo el concepto de sostenibilidad ambiental.
Así, mientras nuevos emprendimientos buscan expandirse en el territorio del Área Metropolitana de Mendoza, los especialistas hablan de la urgencia de mitigar los efectos de la escasez de agua, la contaminación ambiental y las inadecuadas técnicas de poda para las especies que ya fueron implantadas en los siete departamentos que la integran (Capital, Godoy Cruz, Las Heras, Guaymallén, Maipú, Luján de Cuyo y Lavalle). Pero además, advierten sobre una necesidad inmediata: que todos los proyectos que impliquen hacer crecer las ciudades, incluyan el concepto de tramo verde como una prioridad. Ocurre que las diferentes especies de árboles que conforman el paisaje urbano no quedan fuera del «todo» que implica proveer de una mejor calidad de vida la población.
Es que hoy, los requerimientos se han modificado en relación a aquella provincia de principios de 1900, que no solo contaba con menos población, sino que su contexto era muy diferente. Con el pasar de los años, las zonas urbanas se modificaron. El aumento de las temperaturas, los eventos extremos, (como el zonda, el granizo o vientos huracanados) afectan al entramado del arbolado que lejos de estar separado de la trama urbana general, forma parte del conjunto total que hace al paisaje y al entorno de la ciudad. Martínez detalla que si solo se pone el foco en el Área Metropolitana, es posible advertir que las especies predominantes de árboles son exóticas, es decir, traídas desde el exterior.